UNA JORNADA DE CAMARADERÍA. El proyecto de Asamblea Identitaria ha germinado.

Junto a camaradas europeos venidos desde tierras catalanas, padanas, castellanas, pasando por militantes niceses y occitanos y de diferentes regiones del estado francés, la fiesta del solsticio de verano celebrada en el país cátaro se desarrolló en un ambiente de cordialidad y amistad haciendo de la noche más corta del año una verdadera fiesta europea.

El deseo común de la lucha por la defensa de la identidad de los pueblos europeos, de la defensa de lo que es nuestro, así como la necesidad de una nueva militancia que sepa ofrecer alternativas capaces de resucitar el maltrecho lazo social ha favorecido las propuestas y el futuro compartido de Asamblea Identitaria con la causa de los pueblos y la defensa de la lucha social siendo éstos los ejes comunes en la construcción de una sinergia europea y combativa que en estos últimos meses viene configurándose gracias a las diferentes organizaciones que de manera global trabajan en la construcción de una Federación Identitaria a nivel europeo.

Asamblea Identitaria quiere agradecer enormemente la acogida y recepción ofrecidas, así como felicitar a los organizadores del colectivo Peuples Identites Cultures, que han demostrado que la alternativa identitaria pasa por todos los pueblos de nuestra Europa, y que ha demostrado una vez más que es posible ofrecer una cultura activista arraigada en la que todas y todos los jóvenes y no tan jóvenes identitarios europeos se sientan actores principales del desarrollo de nuestra amplia comunidad militante.

 

 

Una mención especial a los camaradas Martial y Olivier por su tándem tan perfecto. A Dominique Lescure y Myryam Marchand, por su grata compañía y su experiencia política. Y finalmente a cada uno de los militantes identitarios que junto a nosotros celebramos una noche europea en la que el recuerdo a nuestras más antiguas tradiciones sirvió de denominador común para jóvenes y mayores, hombres y mujeres, que con un compromiso de lealtad a sus patrias carnales seguirán defendiendo el suelo de la gran civilización europea, hoy, en peligro de extinción.